Hace ya cuatro
meses que no escribo nada en el Mondaletras y lo echaba mucho de menos. El idioma es, cuanto menos, adictivo. Lo de poner
en pie la productora me ha tenido atrapada
durante este tiempo y lo que te rondaré morena… Sin embargo, me he hecho una propuesta
y voy a sacar el tiempo de donde sea para seguir dándole vueltas a lo que más
me gusta del mundo: las palabras.
Así que, hoy abro otra vez el chiringuito para
hablar de tres temas controvertidos (divididos en tres entregas) que tienen que
ver con la reforma de la Ortografía que la RAE publicó en diciembre de 2010.
Cada cierto
tiempo la RAE hace cambios en las normas que rigen el idioma (norma es la ley, uso es lo que los hablantes hacemos con esa ley) y muchos se preguntan por
qué esta institución realiza tantas modificaciones. En realidad, la respuesta
depende del ámbito del idioma al que nos refiramos, pero en cuanto a la
ortografía, mi opinión es que como
la filología es una disciplina con una antigüedad relativamente pequeña y
necesita asentarse definitivamente, se han dado muchos palos de ciego en su
nombre y ha habido decisiones apresuradas y desafortunadas que luego ha habido
que ir corrigiendo.
Por ejemplo,
hace más de cincuenta años que las mayúsculas deben llevar tilde, es decir, que
antes de esos cincuenta años en las aulas se enseñaba que no debían llevarla. Eso es a lo que me refiero con desafortunado… ¿por qué no
habrían de llevar tilde las mayúsculas? Todavía recuerdo las peleas con mis
alumnos de Secundaria en las que trataba de convencerles de que había que ponerles la
maldita tilde. Alguno decía muy convencido que su padre le había dicho que no la llevaban y ya. Alguien dixit.
Idas y venidas
de normas, que se acentuaron después de que la Academia publicase en 2010 la
nueva Ortografía: ese tomo brillante, azul y amarillo, grueso y amenazador (la
anterior, la de 2001, era un tomillo flacucho e inofensivo). Ese libro llegó a
mí como un regalo maravilloso de la madre de Víctor, un alumno genial que
escribió un relato al más puro estilo Ramón Gómez de la Serna: las aventuras de Desnuda, una mujer aventurera cuyo final
era: “y allí se quedó en la playa... Desnuda”. Un día de esos de risas en clase que recuerdo con mucho, mucho cariño.
Pues bien, aquel
tomo iba y venía por los pasillos y las aulas provocando controversia y, sobre
todo, corroborando las cosas que yo iba poniendo en la pizarra y que suscitaban
quejas e incredulidad. Este libro me avaló, me dio entidad y credibilidad. Si
lo veían allí escrito (con el clásico: “pasadlo por las mesas”) no
había discusión posible. Eso es la norma. Aunque luego, una vez corroborada, la discutiéramos hasta el infinito.
Ocurre que, en ocasiones, la norma es más coherente que en otras. Como la ley, como las obligaciones. Algunas se dan de golpes con el ser humano, con sus hábitos y su idiosincrasia. Otras, tratan de que no se desate, de que lo que parece que funciona, permanezca. Hay quien cree que las que se dan de golpes con el ser humano son las correctas y quien piensa que las que atan son antinaturales. Y hay los que saben a ciencia cierta que nadie puede valorar lo que es y lo que no es. Y así… nos topamos con las normas para el idioma. He elegido las tres que más controversia trajeron a las clases de lengua y las que compruebo día a día que se aplican a duras penas.
Ocurre que, en ocasiones, la norma es más coherente que en otras. Como la ley, como las obligaciones. Algunas se dan de golpes con el ser humano, con sus hábitos y su idiosincrasia. Otras, tratan de que no se desate, de que lo que parece que funciona, permanezca. Hay quien cree que las que se dan de golpes con el ser humano son las correctas y quien piensa que las que atan son antinaturales. Y hay los que saben a ciencia cierta que nadie puede valorar lo que es y lo que no es. Y así… nos topamos con las normas para el idioma. He elegido las tres que más controversia trajeron a las clases de lengua y las que compruebo día a día que se aplican a duras penas.
1. Guion no lleva tilde. Esto fue toda una
revolución…mis adorados alumnos no daban crédito. En aquella época andábamos inmersos en un taller de cine y estaban escribiendo guiones para un corto...así que la palabra daba que hablar. Además, es algo con lo que lidio habitualmente, ya que, en el día a día de la productora aparece en
numerosas ocasiones. Siempre me encuentro con el mismo dilema: para empezar, el corrector
del gestor de correo cuando lo pongo sin tilde me lo marca con esa molesta
ondita roja y me siento fuera de la ley aun estando dentro... como si te amonestaran por pararte en un semáforo en rojo... y para seguir, siempre que lo escribo en algún correo siento la
necesidad de explicar que lo pongo sin tilde porque ya no la lleva... bla bla bla... y me parece una pedantez y una pretensión sin sentido, así que no lo hago y me
quedo pensando que la otra persona va a creer que me he olvidado de la tilde.
Motivos, causas,
efectos: guion es un monosílabo (ya
que la i y la o forman un diptongo y, por lo tanto, deben pronunciarse en la
misma sílaba) y en castellano los monosílabos no llevan tilde salvo que sea la tilde diacrítica, es decir, la que
distingue dos palabras que tienen la misma forma, pero que son cosas distintas,
p.ej se/sé, mi/mí… (de estos monosílabos con tilde
diacrítica hablaremos otro día, que también tienen su juguillo...). Como guion es uno
y único y no necesita distinguirse de nadie, no hay por qué ponerle esta tilde
diacrítica y como monosílabo que es no debe llevar ninguna. Claro que…después de
tantos años con tilde…cualquiera se la quita ahora.
Parece ser, según
estudios lingüísiticos, que los
hablantes somos muy modernos en lo que a admitir nuevo léxico se refiere y muy
conservadores ante los cambios ortográficos. Sobre todo porque como decían mis
alumnos: “es que ya te lías”.
Y, claro,
volvemos a las decisiones controvertidas o poco acertadas en un pasado. ¿Si
nunca debió llevar tilde por qué la ha llevado? Y la RAE dirá…ya…es que parecía
que se pronunciaba en dos sílabas distintas…podíamos considerarlo un falso
hiato… si el hablante percibe… Claro, pero ahora cómo le dices a un hablante
que ha sistematizado una tilde, que la elimine. Yo, personalmente, creo que
guion no debe llevar tilde si seguimos la coherencia de la acentuación en castellano, pero lo veo
tan raro sin la tilde…no sé…cómo si le faltara algo…
Y de nuevo otro cambio y al rato deciden retirar su recomendación respecto al tema de las tildes, cosa que a mí personalmente me ha encantado, porque me dolía la vista cuando leía y me hacía sentir como tú dices al margen de la ley cuando no seguía la original recomendación de la RAE...pero es un verdadero mareo...uf
ResponderEliminarPor cierto, echaba muchísimo de menos tus artículos-entradas!! :)
Efectivamente...ya no recomiendan...ahora es una orden... Por cierto, lo siguiente son los demostrativos y solo...como acordamos allende Fontiveros...jajajajaja
Eliminar¡Habrá muchas más entradas! ¡Gracias, Nati, por tu comentario!
Me mondo con tus entradas. No las dejes.
ResponderEliminarA mí me fastidió que el otro día en Twitter la RAE dijera que las mayúsculas siempre se acentúan y que nunca había dicho nada contrario a esto. ¿¡¡Nada!!? ¡Coño! Qué a mi también me enseñaron que no se acentuaban.
Me alegra un montón que te gusten...mi intención es hacer muchas más :)
EliminarQué valor...que nunca habían dicho nada contrario a eso...jajajajaja
Un beso enorme y gracias por leerme